Para mí el voluntariado ha significado acercarme al día a día de unas niñas que tienen una realidad totalmente distinta a lo que conocía hasta ahora. Empatizar mucho con ellas y acompañarlas con sus inquietudes y miedos, pero también esperanzas y motivaciones.

He creado un vínculo que no hubiera imaginado, desde las más pequeñas hasta las más grandes. Pienso que el voluntariado para ellas es una ráfaga de aire nuevo, una oportunidad para aprender cosas nuevas, para abrir más la mente, conocer nuevas formas de hacer y de pensar.

Considero que hemos sido capaces de crear esto en ellas, de hacerles ver que existen diferentes formas de vivir y ver las cosas. También hemos buscado siempre el espacio y tiempo para escucharlas y darles todo el cariño que pedían (directa o indirectamente).

A pesar de las circunstancias de la casa y de diferencias que hayamos podido tener con las asistentas y directora pienso que todo lo que hemos hecho lo hemos hecho desde el corazón y ha provocado, por poco que sea, un impacto positivo en ellas, y sólo con ello estoy totalmente satisfecha de haber tenido la decisión de participar en este voluntariado.

La siguiente foto la hice con las que compartía habitación un día que celebramos la bienvenida de la "madre superiora". Ese día me sorprendió que estuvieran más pendientes de ponerme “guapa” que de cómo iban ellas. Finalmente esto ocurría a lo largo de todo el voluntariado, el estar pendientes más de nosotras, que estuviéramos bien y lo tuviéramos todo antes que ellas.

Esto me hizo ver la humildad y al mismo tiempo el agradecimiento que tienen siempre por todas las personas que vienen a ayudarlas y estar pendientes de ellas.

Los momentos que compartía con las de la habitación fueron muy cercanos. Eran momentos de comentar cómo había ido el día, hablar sobre cosas personales y también de destensar aspectos del día. Por eso para mí ésta foto es la más significativa.