Rut Escoda - 2017


Evaluación del voluntariado
SUPERACIÓN !!!

Durante la formación que realizamos antes de volar hacia Bolivia, des de Cooperand se nos habla del choque cultural que tenemos al conocer la manera de hacer de allí. Este es el segundo año que voy a Bolivia y por extraño que pueda parecer mi choque ha sido más fuerte que el del año anterior.

Cuando llegas a un sitio nuevo, con costumbres nuevas, risas nuevas, lagrimas nuevas y gente nueva, tenemos que ser flexibles, adaptarnos, tener empatía y aprender a convivir con todo lo que nos rodea.


Este año la organización del hogar ha cambiado un poco y me ha ofrecido nuevos retos, nuevas visiones con las que afrontar-me. Hemos hecho una “pijamada”, salidas al centro (gracias a la aportación de unas abuelas), hemos disfrutado de la nueva sala de juegos del hogar, hemos recibido noticias de la madrinas y padrinos de m7cwsrra y echo una gincana con la que las niñas han descubierto con alegría las camisetas donadas por Flavio. Hasta gravamos una película! Todos estos momentos (y en realidad muchos mas) han estado llenos de preciosas sonrisas de las niñas de casa Maín.

Aun así, fuera del hogar ha habido momentos más duros. Visitar hogares no tan privilegiados como casa Maín te hace ver que aun queda mucho por hacer y avanzar.

Niños y niñas que comen una vez al día, que sufren las consecuencias de un pasado que no pudieron escoger y ver como siguen adelante es una cosa que no te deja indiferente. Visitar un hogar de niños con necesidades especiales, que disfrutan de la suerte de recibir ayuda des de la otra punta del mundo, pero que necesitan mucho mas.

Ver como un chico de entre ellos te regala una sonrisa pura y llena de bondad junto con un tren de aluminio echo con sus propias manos, eso te llega al corazón.

Superación. Esta es una de la palabras que me llevo de este mes en Santa Cruz. La superación de la niñas y niños, también de los adultos, para hacer de este mundo un lugar un poco mejor. I obligación.

La obligación de los que estamos bien, sanos, con una familia que nos quiere, que tenemos no sólo una sino cinco comidas al día. La obligación de abrirnos, pensar en los demás y dedicales aunque sean 30 minutos al día, solo para regalarles una sonrisa y robarles otra a cambio.



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