Rut Escoda - 2018

EN UNA PALABRA: INTENSO

Risas, lagrimas, amor, rabia, precariedad, abundancia... En el Plan 3000 todo son contrastes y todos ellos se viven y se sienten con intensidad. Un niño de 4 años al que el abm7cwsno de sus padres le provoca inseguridad. Una niña que se siente orgullosa de lo trabajadora que es su madre. Una familia a la que le cuesta llegar a final de mes. Una familia que le da cada día 4bs a su hijo para chucherías. 8 hermanos a cargo de su padre. 7 a cargo de su madre. El amor entre hermanos. El miedo al hermano borracho. Las ganas de aprender. El miedo a equivocarse.

La verdad es que no sé muy bien como explicar y definir la experiencia de este año. Es una suma de elementos muy distintos. Cum7cws uno está en el destino, se adapta a lo que ve y vive e intenta aportar lo que puede. Este año con los vecinos del Plan 3000 hemos salido de excursión, hemos realizado soporte escolar, hemos jugado, bailado, echo ioga, pintado, filmado un stop-motion y cocinado. Y lo más importante: estrechado lazos entre los miembros de algunas de las familias más necesitadas.

El echo de pasar 3 meses enteros, 7 días a la semana, 24h al día en el Plan 3000, me ha permitido conocer a su gente de una manera muy próxima y ver que aunque tengamos contextos tan diferentes somos personas con unas mismas necesidades e inquietudes. La necesidad de socializar, de sentirse aceptado en un grupo de amigos, de sentir el amor de unos padres... La inquietud, los nervios y la emoción de poder realizar estudios superiores, la necesidad de aprender, de crear, dibujar, reír, jugar ...

Han sido unos meses muy intensos en los que he vivido de todo. Vivir en el Plan 3000 y compartir con su gente ha sido la experiencia (que yo recuerde) más intensa de mi vida. Me ha enseñado mis cualidades y mis defectos. Me ha puesto a prueba en algunos momentos y me he sentido con una súper energía en todos ellos.

Me he sentido muy a gusto y feliz. La gente del barrio es muy acogedora y los niños y niñas son increíbles. Viven con alegría a pesar de toda la pena que guardan en el corazón.


Des de aquí quiero expresar mi más gran agradecimiento al Padre Vicente, un hombre admirable que ha dedicado toda su vida a ayudar a la gente que más lo necesitaba. Un hombre que ha estado presente durante todo mi voluntariado y que transmite su inmensa bondad con solo una mirada.

Y por supuesto a Carla y Sergio, que han hecho posible una vez más, esta experiencia tan enriquecedora (a mi parecer, más aún que las anteriores) y que han estado allí y me han apoyado en los momentos más delicados de mi voluntariado. Porque, definitivamente aunque vayamos a hacer el voluntariado con unas enormes ganas de dar, siempre, siempre recibimos más de lo que ofrecemos.



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